Cien años después de la Revolución rusa, la crónica que escribió Trotski sigue destacando por encima de los millones de páginas escritas sobre ella. Si este texto se considera la obra de referencia insustituible para entender la Revolución rusa no se debe sólo a que fue escrito por uno de sus principales protagonistas, sino a su incuestionable calidad literaria y rigor histórico. El apasionado Trotski supo mantener la cabeza fría y hacer alarde de «método científico» para explicar y entender cabalmente todos los hechos. Como señala el autor en su prólogo: «Este trabajo no está basado precisamente en los recuerdos personales de su autor. El hecho de que este participara en los acontecimientos no le exime del deber de basar su estudio en documentos rigurosamente comprobados. Sin embargo, la circunstancia de haber intervenido personalmente en la lucha permite al autor, naturalmente, penetrar mejor, no sólo en la psicología de las fuerzas actuantes, las individuales y las colectivas, sino también en la concatenación interna de los acontecimientos. [..] Hemos aspirado en estas páginas a demostrar cómo actuaron las fuerzas sociales de Rusia sobre los acontecimientos de la Revolución.»