Vincent Hamilton quiere morir. Sueña con ese día en que sus ojos se cierren sabiendo que no verá otro amanecer. Fantasea con disfrutar de esa última bocanada sabiendo que sus pulmones dejarán de luchar por su corazón muerto.
Vincent lo tuvo todo, hoy no tiene nada. Frío. Explosivo. Impulsivo. Temerario. Letal. Roto. Humano. Su deseo de muerte lo convierte en uno de los agentes de Asalto y Táctica más codiciados de Londres. Lo busca en cada operativo, su fin.
Y llega una noche entre túnicas rojas y rituales. Hamilton es herido, la sangre lo envuelve en susurros rojos, los recuerdos le muestran el camino hacia el cielo. O tal vez el infierno. Lo consiguió, aquello que su cobardía le negó durante años, su vida se apaga. Y lo disfruta hasta que, entre gritos y helicópteros, una mujer le habla.
Ella. Ella le recuerda todo lo que amó y perdió, le hace una promesa que marcará el curso de sus vidas para siempre.Ella está llena de sueños. Él quiere morir. Pero su voz despierta los latidos. Latidos de un corazón muerto. Y quizá sea justo lo que necesita; vivir, sentir, sangrar
hasta que deje de doler.