La investigación de Dan Goleman, psicólogo y coautor de Primal Leadership, demostró que la inteligencia emocional es un determinante del buen liderazgo más poderoso que la competencia técnica, el cociente intelectual o la visión estratégica. Influir en quienes nos rodean y mejorar nuestro bienestar requiere que seamos conscientes de nosotros mismos, que sepamos controlar nuestras emociones y que comprendamos las emociones de los demás. La inteligencia emocional se ha convertido en un criterio decisivo en la contratación y los ascensos laborales.