La tía abuela Irene recibe un jarrón del Antiguo Egipto decorado con piedras incrustadas y jeroglíficos.
Gaturro nunca antes había visto nada semejante y no tuvo mejor idea que meter las garras. Una de las más fantásticas aventuras jamás vivida por una mascota del siglo XXI entre pirámides, faraones, catacumbas y maldiciones.