En este título, Osho observa la felicidad, y lo que entendemos por felicidad, desde todos los ángulos posibles, y desmonta el espejismo del mundo actual, donde buena parte de la humanidad tiene cubiertas las necesidades materiales básicas pero no es feliz.
Cuando nos apegamos a la felicidad, negamos la dualidad de la experiencia humana. Confundimos el placer con la felicidad, lo que nos aleja de la posibilidad de vivir la auténtica experiencia que nos proporcionaría una vida plena.
La búsqueda de la felicidad es intrínseca al ser humano, y en ese camino las drogas no han sido ni son una solución. La felicidad, nos explica Osho, es el resultado de vivir la vida en su totalidad, sin necesidad de estar constantemente escogiendo y rechazando.
La gran paradoja es que la felicidad no puede buscarse. La auténtica búsqueda es la de la verdad, y es entonces cuando hallamos la felicidad.