La práctica del coaching ontológico nace en el ámbito de la ética y pertenece a él. Su razón de existencia y los objetivos que persigue remiten a la ética. El coaching ontológico nos conduce necesariamente al reconocimiento de que la crisis más profunda que hoy encara la humanidad y, de manera particular, la cultura occidental es una crisis en el ámbito de la ética. Resolver esta crisis nos obliga a revisar los fundamentos de nuestra concepción sobre el ser humano. La pregunta ontológica se convierte, entonces, en la mas fundamental que podamos plantearnos.
De acuerdo a como la respondamos, condicionaremos nuestra mirada al mundo, a los demás y a nosotros mismos; en definitiva, nuestra mirada a la vida. Nuestra propia respuesta a esta pregunta la hemos articulado en el discurso de la ontología del lenguaje, de cuya interpretación sobre el ser humano es tributaria la práctica del coaching ontológico.
Partiendo de una de sus premisas que señala que no solo actuamos de acuerdo con como somos sino que también somos de acuerdo con como actuamos, es posible aspirar a través del coaching ontológico al advenimiento de nuevos sujetos, liberados de sufrimientos atávicos, mas dueños de sus propias vidas, agentes sociales capaces de contribuir desde su plenitud recuperada a un mundo mejor.