En el verano de 2012, una vieja amiga se puso en contacto con Steve Jenkins y le ofreció adoptar un mini cerdo. Aunque sabía que a su pareja, Derek, no le entusiasmaría la idea, accedió a quedarse con la adorable cerdita, pensando que podría ocuparse de ella solo. Nunca se imaginó que esa decisión cambiaría su vida y la de Derek para siempre.
Resultó que Esther no tenía nada de «mini» y, en realidad, Steve y Derek se habían comprometido a criar una cerda de engorde de tamaño normal. En menos de tres años, la pequeña Esther alcanzó la friolera de 300 kilos.
Las crecientes dificultades y los numerosos incidentes de proporciones porcinas dejaron claro que Esther necesitaba mucho más espacio, así que Steve y Derek tomaron otra decisión que cambiaría sus vidas: se compraron una granja y fundaron el refugio para animales Happily Ever Esther Farm Sanctuary, donde podrían cuidar de Esther y otros animales que lo necesitaran. A través de un relato divertido, alentador y sumamente adorable, Esther, una cerdita maravillosa narra la aventura de Steve y Derek: de reacios padres adoptivos de una cerdita a dueños de una granja y defensores de los animales.