Adara es una mujer que rechaza la idea de reprimir sus opiniones y reflexiones; no ha leído tantos libros para quedarse callada.
Tampoco tiene reparo en expresar lo primero que se le cruza por la cabeza, en especial al príncipe heredero del Reino de Azhat, el jeque Bashah Al-Muhabitti, quien parece atraído por la química sensual que se fragua entre ambos a medida que crecen. Al cumplir los dieciocho años de edad, el hombre que ella había considerado su amigo la traiciona y humilla públicamente.
Adara abandona el país y se lleva el corazón roto, pero también las ganas de rehacer su vida en libertad y olvidar para siempre al sensual príncipe de ojos negros. Inteligente y de carácter firme, el atractivo príncipe Bashah no solo es precedido por su fama de soltero codiciado, sino también por la de un futuro rey con visión progresista. A pesar de que ya han pasado siete años, él no logra olvidar a la única persona a quien, en honor a su país, traicionó.