Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada. El gobierno teme que ese gesto, capaz de socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjura anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos.
Las cloacas del poder se ponen en marcha: los culpables tiene que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventan. Con esta obra Saramago lanza una llamada de alerta: «Puede suceder que un día tengamos que preguntarnos quién ha firmado esto por mí». Ese día podría ser hoy.