El dramaturgo español Leandro Fernández de Moratín está considerado el creador de la comedia neoclásica. El argumento de esta obra se centra en una de las preocupaciones de la sociedad de su época, el conflicto que se produce entre la arraigada autoridad paterna y la anhelada libertad que sus hijos pretendían. Solo hay que señalar que los hijos menores de veinticinco años debían obtener el permiso de su progenitor para poder contraer matrimonio. Para el autor nunca se debe abusar de la autoridad, ya que al final resulta contraproducente. Nunca se debe abusar de la autoridad.
La intención de la obra es claramente didáctica: pretende hacer comprender al espectador, fiel al espíritu de la Ilustración, que no tienen sentido los matrimonios por interés, en los que la desigualdad es patente. Ataca los matrimonios de conveniencia que se concertaban entre hombres maduros acomodados y mujeres jóvenes sin experiencia, y que no eran del agrado de los próceres de la Ilustración. Denuncia la falta de amor entre ellos y la escasa probabilidad de descendencia por carencias evidentes del marido. La obra nos sorprende por su diálogo acertado, perspicaz y preciso a través de una concepción moderna en el que las palabras se colocan en el momento adecuado. Los personajes están perfectamente dibujados y ponen de manifiesto los vicios y errores de la sociedad que las tocó vivir.