El Ocaso de los ídolos o cómo se filosofa a martillazos, publicado en los últimos años de la turbulenta vida de Friedrich Nietzsche, representa la destrucción de un castillo de naipes donde nadie sale bien parado de la caída.
Desde la estructura de la filosofía, aprovecha para aniquilar los conceptos de política, moral, y por supuesto cualquier tipo de religión -la cual odiaba, pues pensaba que era una de las causas de los males del hombre-, la democracia, el arte en general, etc- Nietzsche nos da a entender que nuestro destino -si se puede llamar así- está condenado a la decadencia más absoluta, que nuestros pasos, uno a uno, nos llevan a esa inevitable caída.
El ser humano, en cualquier caso, podría poner ciertos impedimentos, ciertas barreras que impidan la inmediatez de la debacle, pero jamás podrá evitarla de una u otra manera.Unas ideas quijotescas que, en el fondo, rebozan razón y han otorgado a las siguientes generaciones una forma diferente de entender el mundo, bastante contraria a la expuesta en siglos anteriores.