La noche del 29 al 30 de junio de 1959, cuando R. Cordón Wasson asistió por primera vez a una 'velada' cantada por María Sabina en Huautla de Jiménez y a invitación suya ingirió los hongos divinos, quedó pasmado. He aquí un oficio religioso -se dijo entonces y por meses después- que tiene que ser presentado al mundo de una manera digna, sin sensacionalismos, sin abaratarlo ni volverlo burdo, sino con sobriedad y veracidad.
Alvaro Estrada, de Huautla, de lengua mazateca, escuchó de labios de María Sabina el relato de su vida. En su libro, resultado de una serie de entrevistas efectuadas periódicamente en el curso de los meses siguientes a septiembre de 1975 y que culminaron en agosto de 1976, el autor nos cuenta cómo ha sido la vida de esta 'sabia', de sus antepasados y de su dura infancia, de sus dos esposos que partieron, de cómo conoció los hongos y se le revelaron en un acontecimiento tan dramático corno el de Saulo en el camino de Damasco.
En la historia de su vida, María Sabina no tiene una palabra que decir acerca de la fuente de sus versos, de sus cantos.
Para nosotros los del mundo moderno, preguntas así se imponen. Para ella no existen. Cuando se le pregunta al respecto, su respuesta es sencilla: las cositas (hongos sagrados) le dicen qué decir, cómo cantar.
Alvaro Estrada -ingeniero de profesión- recogió este testimonio original y tradujo la serie de cantos chamánicos recitados por María Sabina y por Román Estrada en ceremonias rituales.