Aquí se encuentra la osada y original valoración que hace Ayn Rand del arte y de los estándares según los cuales una obra de arte debería ser juzgada. Dispersando los mitos que ocultan los juicios estéticos, ella ofrece una definición precisa del arte y presenta una crítica devastadora, tanto del arte naturalista cuanto del arte moderno. Trabajando la meta de su propia escritura -el retrato del hombre ideal- Rand le da a los lectores una invalorable comprensión de cómo enfocó sus novelas y por qué éstas lograron ser tan poderosas.