Detrás del aspecto descuidado y enfermizo del intelectual Harry Haller se esconde una naturaleza sumamente sensible y despierta. Él mismo se describe como un lobo estepario, ya que se siente fuera del mundo burgués que lo rodea: un mundo que odia y desprecia pero que, a la vez, no puede abandonar.
Por eso alquila una habitación en la pensión de una señora mayor y trata de convivir con inquilinas que cuidan sus plantas con esmero y hombres responsables que cumplen religiosamente su horario de trabajo. Pero ese orden lo ahoga y una fuerza oscura lo obliga a salir y emprender la búsqueda incansable de una vida más auténtica e intensa. Al narrar sus peripecias, en un intento de superar "la gran enfermedad
de estos tiempos", Harry Haller da una lección magistral sobre la libertad, los conflictos y el poder salvador del humor.
En todas las épocas hay personas demasiado sensibles, que sufren su soledad y se sienten arrancadas de toda protección e inocencia. Hermann Hesse crea un viaje fascinante, embriagador, a través de este aspecto tormentoso de muchos seres humanos, que se ha vuelto más actual que nunca.