Joel Backman es liberado, gracias a un indulto presidencial, tras seis años de confinamiento por uso indebido de una información altamente confidencial. Backman había obtenido un programa capaz de poner en peligro el sistema de vigilancia por satélite más sofisticado del mundo cuando dirigía un poderoso bufete de abogados.
Entonces, en vez de informar sobre el descubrimiento a las autoridades de su país, decidió hacer el negocio de su vida vendiendo dicha información, pero las cosas salieron mal y fue condenado a veinte años de cárcel.