El protagonista, el señor Meursault, comete un desafortunado crimen, jamás se manifestará contra su ajusticiamiento ni mostrará sentimiento alguno de injusticia, arrepentimiento o lástima.
La pasividad y el escepticismo frente a todo y todos recorre el comportamiento del protagonista: un sentido apático de la existencia y aún de la propia muerte.