Esta no es la historia de un rico que regala lo que tiene y se dedica a la oración; es la historia de una persona que aumenta su riqueza, siendo cada vez más espiritual. Juan Diego Gómez nos sorprende con una revolucionaria combinación de espiritualidad y dinero, en la que los dos términos no son excluyentes, sino que se complementan y nutren mutuamente.
Con su particular estilo, directo, irreverente y profundo, Juan Diego nos muestra que para crecer económicamente es indispensable cultivar una rica vida espiritual y que ambas cosas no riñen. La filosofía detrás de esta polémica y atrevida forma de vida, y su aplicación práctica, para que tú también la vivas, es el propósito de El día que Dios entró al banco.