Como la alquimia que practicaba, Humberto Pittamiglio era un hombre sinuoso, simple y complejo a la vez, en permanente búsqueda. Arquitecto e ingeniero, salió de la nada para amasar desde muy joven una fortuna casi excesiva.
Solitario empedernido que no obstante haber recibido en su casa a ministros y duques, a masones y judíos, a presidentes y príncipes, a templarios y futuros papas, no parece haber dejado más que muy escasos vestigios. Por medio de la lectura de cartas, de múltiples entrevistas y de conversaciones con sus contemporáneos, Mercedes Vigil logró conformar una acabada imagen de lo que constituyó la vida de este personaje, que más parece producto de la fantasía que de la realidad.
Retazos apenas de ese apasionante periplo fueron configurando este libro, que vislumbra las insospechadas aristas del paso de Humberto Pittamiglio por este mundo.