Wolfgang Iser defendió que el sentido y la potencia de las obras nacen de la interacción con el lector. Sus ideas sobre la lectura y los espacios vacíos del texto abrieron un mundo de posibilidades y mostraron hasta qué punto los libros pueden reclamar nuestra presencia e implicación. Este texto de referencia para la teoría literaria contemporánea, que entabló un intenso diálogo con las principales corrientes de su tiempo, supuso un cambio esencial en nuestra mirada sobre la literatura y el arte en general.