Hace siete siglos, entre 1303 y 1305, Giotto, por encargo del banquero paduano Enrico Scrovegni, pintó al fresco la capilla dedicada a Santa Maria della Carità. Esta pequeña iglesia románico-gótica, inicialmente concebida para acogerlo a él y a sus descendientes tras su muerte, es hoy considerada una obra maestra de la pintura italiana y europea del siglo XIV y una de las mayores expresiones del arte occidental.
En la pintura de Giotto, todo, desde las correspondencias verticales y horizontales hasta las perspectivas arquitectónicas, desde el simbolismo de los colores hasta el de los números, participa del acontecimiento de Dios que se hace hombre. Un hecho histórico que Giotto ha escenificado para que a través de los colores y las imágenes los fieles puedan meditar sobre la vida de María y Jesús, sobre su muerte y resurrección,