En 1933 Curzio Malaparte dejó París y regresó a Italia, donde pasó varios meses en la cárcel y fue condenado a cinco años de deportación en la isla de Lipari. En 1947, después de los catorce años más tristes y peligrosos de su vida, según los califica él mismo, viajó de nuevo a Francia.
Tras aterrizar -junto a Roberto Rossellini- en París, recorre con avidez todos los ambientes de la ciudad después de la segunda guerra mundial. Desde junio de 1947 hasta diciembre de 1948, Malaparte anota sus reencuentros con conocidos y amigos: escritores, editores, actrices, pintores y diplomáticos, al tiempo que afloran sus recuerdos del París de antes de la guerra y, sobre todo, registra la acelerada transformación que experimenta toda Europa.