«Expreso mi resolución irrevocable de no abandonar la capital del Reich aunque caiga, y de terminar antes junto al Führer una vida que para mí personalmente ya no posee ningún valor si no puedo ponerla al servicio del Führer y a su lado». Éstas son las últimas palabras que escribió Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del Tercer Reich, en el codicilo al testamento de Hitler, redactado el 29 de abril de 1945, poco antes de que se suicidara.
Su diario del año 1945 -durante mucho tiempo dado por perdido, como el resto de sus diarios- es una visión fría de los estertores de la Alemania nazi, un relato de primera mano sobre los últimos meses de vida del Führer. Una descripción excepcional del día a día de las postreras y desesperadas maniobras militares y políticas para intentar frenar a los ejércitos aliados que se acercaban a Berlín por todos los frentes. El último testimonio del único jerarca nazi que se mantuvo hasta el final junto al dictador, a diferencia de Himmler o Göring. Es la crónica de la caída del Tercer Reich, del hundimiento del otrora poderoso imperio.