Un destacado psicólogo y educador argentino sostiene que, contrariamente a muchos y a pesar del fracaso de ciertas técnicas de control y represión, la violencia personal y social no son rasgos naturales sino actitudes aprendidas, ofreciendo sugerencias prácticas sobre cómo los individuos, las familias, las escuelas y la sociedad en su conjunto puede desaprender a los niños de esas actitudes.