Este libro, desde la sociología política, trata sobre el delito urbano y la violencia asociada con él, en una etapa en la cual los comportamientos sociales sufren una degradación constante, incrementada por los sucesivos hechos violatorios de normas y costumbres que se creían acordadas entre sus miembros. Paralelamente, la presencia del Estado se percibe como más lejana, y de este modo los ciudadanos se encuentran desprotegidos.
De nuestro análisis surge, por lo tanto, que el incremento de esta anomia social tendría un efecto motivador en el delito urbano. En esta situación, el delincuente, enfrentado a leyes y normas, actuaría con la convicción creciente de que, al no ser alcanzado por las instituciones de control normativo, el esfuerzo que desarrolla en cada operación recibirá una compensación superior.
Esta problemática ocupa un papel destacado en la agenda de los partidos políticos, cuyos integrantes padecen, en los últimos años, la mayor degradación en sus comportamientos éticos y morales. Son ellos, justamente, quienes deberán tomar decisiones sobre el tema, pues su permanencia o su acceso al poder dependerá en forma significativa de la mejora de sus posiciones frente a la sociedad.