«Con El delito americano invito a un juego sintáctico y gramatical que oculta con ambigüedades -a eso me dedico- el objetivo de enfrentar al lector con el sentido de un futuro atomizado y cruel, en el cual la ciencia ha dejado de robarle tiempo a la eternidad. Las palabras que lo describen flotan en libertad enfocando aquí y allá un mundo desarticulado y sin pretender la subversión ni el sabotaje del lenguaje reflexivo; más bien suspiran por esa posibilidad. Esta aventura psicotomimética forma parte de un cuerpo mayor que quizá mi pereza y un interés ajeno a mí me permitan algún día sacar a la luz.» Indio
«El Peregrino llega a una casa de salud dirigida por un tal Semasendhi, en la que éste hospeda a un grupo de freaks notables de los primeros años 70. La idea de Semasendhi es ayudarlos a recuperarse del precio que el combate contra el sistema se ha cobrado sobre sus cuerpos y psiquis. Parte del 'tratamiento' consiste en someterlos a la Mental Grammar Sphere, una cámara que permite a los operarios de la clínica registrar los sueños de los pacientes.
Lo que deslumbra al doctor es el hecho de que todos sus huéspedes sueñen exactamente lo mismo: visiones de un futuro muy próximo en el cual el imperio dominante cedió poder ante otros feudos. Rusia, México y una China convertida al cristianismo por obra de un sacerdote aficionado a la lisergia juegan el juego del poder. Argentina, Chile y Uruguay consiguen mantenerse apartadas del caos. Mientras, en el norte, Manhattan brilla como último bastión de la resistencia.