«Llevaba un ritmo de frenesí, tacos altos y restaurantes de moda -dice Beatriz, hoy coordinadora para toda Latinoamérica de El Arte de Vivir-. Para mí, los maestros espirituales se encontraban solamente en las películas de artes marciales orientales. Pero pude abrirme y cambiar, esperando algún día alcanzar la meta. El Maestro es el hilo que te lleva al ovillo. Hace veintidós años que vengo comunicando los beneficios de la meditación y la respiración, que han dado un giro de 180 grados a mi vida. He guiado a presos y ministros; a miembros de las FARC y terroristas; a gente de la calle y a científicos. Todos buscamos lo mismo: amor».