Una tarde de noviembre de 1994 sonó el teléfono del despacho de Lawrence Levy en una empresa de tecnología de Silicon Valley. Era Steve Jobs, por entonces un ejecutivo en horas bajas, que quería que Levy se hiciera cargo de las finanzas de Pixar, una empresa de Jobs que en ese momento no se sabía muy bien a qué se dedicaba y que perdía dinero a espuertas.
Levy aceptó la propuesta y entre él, Jobs y un magnífico equipo de creativos redefinieron los objetivos de la empresa, que pasó a centrarse en la producción de películas animadas. Además, recabaron la ayuda de bancos de inversión y de potenciales accionistas para salir a bolsa -cosa que hicieron con un resultado muy superior al de sus expectativas- y, en 1995, consiguieron un inmenso éxito con su primer largometraje, la hoy legendaria Toy Story.
Con un extraordinario talento narrativo que hace que el lector tenga a veces la sensación de estar leyendo una novela, Levy reconstruye en este libro las difíciles decisiones empresariales que tuvo que adoptar para levantar el estudio de cine; no sólo las de carácter estratégico, sino también las que afectaron a las relaciones humanas.
Asimismo, en estas páginas traza un retrato sincero y cálido de la cultura del trabajo en el sector de la alta tecnología y la creatividad de California, y esboza un perfil profundo y afectuoso de Steve Jobs, un genio que tras el éxito de Pixar volvería a recuperar su notoriedad. Y, además, refleja con un talento único los equilibrios que un director financiero debe mantener entre el lado creativo de una empresa y su contraparte administrativa. Se trata, en suma, de un seductor viaje empresarial y personal por la exitosa compañía que ha concebido algunos de los personajes animados más célebres de nuestro tiempo.