Emprender tiene que ser sinónimo de entusiasmo, pasión y felicidad. Sin embargo, en la mayoría de casos crear una empresa implica miedo, inseguridad y una terrible sensación de fracaso. ¿Cuál es la razón de ello? Muy sencillo: el desconocimiento. Mucha gente piensa que abrir un nuevo comercio solo implica pagar la tasas, empezar a ser tu propio jefe y ¡a vivir la vida! De ahí que nueve de cada diez startups cierren antes de los tres primeros años de existencia...
Una empresa de nueva creación conlleva tener muy claros los pasos que generan éxito, estudiar con detalle cada uno de los puntos, dominar con solvencia los aspectos empresariales mínimos, tener una visión de futuro nítida y la capacidad de gestión imprescindible para llevar esa idea a la práctica, cierto don de gentes y empatía superlativa con los clientes, y sobre todo, desarrollar la ilusión de un niño para que su negocio aporte valor a este mundo. Y eso, querido lector, es lo que le inculcaremos en este sencillo manual.