Dorothea Darent no tenía la menor intención de casarse hasta que la besó un elegante desconocido.
El marqués de Hazelmere, un reconocido libertino, se había quedado tan profundamente cautivado por aquel beso que había decidido conquistar el corazón de Dorothea, aunque ella se encontrara en Londres presentándose en sociedad y hubiera que tener especial cuidado en no manchar su reputación...