El «sexo», ¿es una marca o dato indeleble de la biología? ¿O es una producción, un efecto forzado que fija los límites y la validez de los cuerpos? En Cuerpos que importan, Judith Butler retoma ambos presupuestos y los somete a debate para comprender cómo aquello que fue excluido de la esfera propiamente dicha del «sexo» tiene un retorno perturbador que incide radicalmente en el horizonte simbólico según el cual unos cuerpos importan más que otros.
En torno de esta cuestión, apunta a mostrar cómo las restricciones del poder indisociables de ciertas categorías discursivas y de las diferencias sexuales delimitan y circunscriben materias y contornos físicos, que marcan un dominio de cuerpos impensables, abyectos, invisibles