En el interior de la mayoría de los seres humanos duerme el deseo de dar vida de crear y compartir. Junto a ese deseo tenemos la capacidad de hacerlo.
Anhelamos un hijo como un acto de entrega de lo mas valioso que tenemos una muestra sublime de amor y generosidad. La interrupción del embarazo sea cual sea la causa produce una gran tristeza y desilusión ya que este sueno tan precioso queda roto.
Aquel hijo que ya existía aunque fuera de manera muy incipiente ha dejado de ser y los padres deben asumir la nueva situación y pasar el duelo.