Esta es la historia de Armando, el eterno joven con la cara de un ángel de Botticelli.
"No existe ningún vínculo telepático natural entre nosotros: Marius me creó, yo soy su eterno discípulo. No obstante, en cuanto me ocurrió esto, comprendí que sin la ayuda de ese vínculo telepático no podía sentir la presencia de Marius en el edificio. No sabía lo que había sucedido durante el breve intervalo en que me arrodille para contemplar a Lestat . No sabía dónde se encontraba Marius. No percibí los olores humanos de Benji y Sybelle que me eran tan familiares. Sentí una punzada de pánico que me paralizó."