Puedo escribir sobre la vida de los insectos en Malasia o sobre la economía azteca en el siglo XV, pero siempre mi objetivo sería el mismo, la esperanza. Y sus dos amigos dilectos, el amor y el coraje. Este librito no es una excepción. Ya que pararon el auto en este semáforo, déjenme que les limpie el parabrisas de tanta bruma para que, mirando el pasado, puedan ver mejor el futuro, al menos desde lo que parece increíble pero es real. ¿Acaso toda la existencia no es increíble pero real?