Me contentaré con hacer una simple narración de aquel suceso en que, según mi abuela Fermina, un hombre temerario encontró los medios para difundir sus ideales a pesar de las prohibiciones autoritarias y de brutales represiones. Los ecos de aquellos trágicos sucesos en Charará, donde pasé mi niñez, se han fijado indeleblemente en mi mente infantil y, siempre digo: si fuera capaz de hacerlo, los olvidaría sin ninguna amargura, sin embargo, paso la vida contando una y otra vez...