Prólogo de Pedro Guerra: Desde los catorce años, duermo cada noche en el Hostal de la Palabra; y ese es el material del que están hechos mis sueños. ¿Qué tengo que agradecer a Diego Ojeda por poner en mis manos esta Compañera Galáctica? Agradezco la sencillez con la que se aborda la vida sencilla. Agradezco esa herida abierta por la que podemos ver la dimensión exacta de nuestra herida: Porque el mar está en nosotros.
Y es que las vidas, aunque diferentes, son todas la misma: el único Dios que existe es el que habita en tu pecho. Agradezco la poesía que baja a la calle, compra fruta y verduras, se castiga y se hace fuerte en el amor. Agradezco la búsqueda: la poesía como forma de crecer y de encontrarse, de probar con humildad los errores para poder corregir los caminos.