Si eres una adolescente con unos kilos de más, te masturbas con sigilo para no despertar a tu hermano pequeño, vives en Wolverhampton, formas parte de una familia numerosa con una economía precaria, tienes un padre con aspiraciones nunca cumplidas de triunfar en la música, que abusa de la botella, y una madre depresiva, la vida puede ser un asco.
Si para colmo haces el ridículo en la televisión local leyendo un poema, probablemente ha llegado el momento de tomar una decisión drástica. Empezando por cambiarte el nombre.
Así es como Johanna Morrigan se convierte en Dolly Wilde y, sin haber cumplido la mayoría de edad, empieza a dedicarse a la crítica musical en una revista londinense. Y, entre concierto y concierto, la protagonista y narradora de esta novela de iniciación relata sin pelos en la lengua su empeño en convertirse en adulta a base de fumar, beber y dejar de masturbarse con artilugios variopintos para pasar al sexo con hombres no menos variopintos, entre ellos un músico de Brighton poseedor de un miembro viril inhumanamente descomunal.
La autora deja muy claro desde el principio que esto es una novela y no una autobiografía, pero su personaje comparte no pocas experiencias vitales con ella. Después de su explosivo cóctel de feminismo antidogmático e impagables consejos sobre asuntos como la ropa interior, la depilación y el amor en Cómo ser mujer, Caitlin Moran continúa su rompedora indagación en los vericuetos de la feminidad con esta narración escrita con realismo descarnado y humor procaz. La suya es ya una voz femenina imprescindible: contundente, díscola y sobre todo muy, muy divertida.