Julio Verne viajó mucho. Frutos de esos viajes y de sus conocimientos geográficos, sus novelas están escenificadas en distintas partes del mundo, sumando esos escenarios un atractivo más a los relatos. Este es el caso de Un capitán de quince años, las aventuras que lidera un pequeño grumete, Dick Sand, que por circunstancias de la vida de pronto se ve, en alta mar, pilotando y capitaneando una embarcación con gente importante a bordo. Lo que ocurre en el barco y lo que pasa después de que el barco tocara tierra en un continente que los navegantes no esperaban que fuera el que en realidad era, constituyen el eje de esta novela que no da respiro en la cadena de acción que propone.