¿Fue real el Necronomicón? Dejemos girar el mito y dejemos que la gente siga buscando los escasos ejemplares originales, del año 730, que Lovecraft diseminó estratégicamente en diferentes bibliotecas y centros culturales del mundo, como la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, donde el propio Jorge Luis Borges clasificó uno de esos ejemplares y lo guardó para que algún mortal lo descubra alguna vez.