Las Confesiones de San Agustín representan una de las mayores autobiografías o memorias de la historia de la literatura. Y desde luego de la historia de la literatura religiosa en general y de la cristiana y de la católica en particular. Están redactadas con una prosa de gran altura estética. Y resultan accesibles para cualquiera. Ya se había dicho que "la claridad es la cortesía del filósofo". Y esta escritura, además de magnífica, es prístina. Estas Confesiones, escritas con sinceridad insólita, en las que se comentan el alcoholismo de la madre del autor, Santa Mónica, y la tendencia a la gula del propio Agustín, fueron realizadas para toda la humanidad.