Se ha sostenido siempre que el amor no tiene edad y que puede aparecer con fuerza en cada etapa de la vida. El autor de esta novela se ha sentido siempre atraído por personas que llegan a lo que eufemísticamente se llama tercera edad. Y es así como nos presenta a los protagonistas de la novela con caracteres bien firmes, pero con rasgos en los que prevalece la ternura que en ciertos pasajes llega a la belleza puramente poética.
Esa relación entre dos seres, dentro de un ambiente no muy propicio a reconocer el derecho de amar a quienes han traspasado los límites de una edad establecida por convenciones tan tácitas como falsas, encuentra en Halley Mora el más adecuado narrador de una historia de amor que renueva la sangre y el espíritu de quienes la experimentan. Un amor apacible, con sus pequeñas y pasajeras tormentas, pero puro y liberado de las violentas pasiones juveniles. Una novela que demuestra la intuición del autor para recrear personajes tan sensibles como los de esta hermosa novela que invita a ser leída en más de una ocasión.