En la historia del Paraguay hubo una inmensa cantidad de asonadas, golpes, cuartelazos y revoluciones. Algunos de los levantamientos terminaron en triunfo de los alzados; otros, no. Unos fueron trágicos; otros, casi cómicos. Pero lo seguro es que la mayoría de esos movimientos de cambio para no cambiar nada, constituyó una pérdida de oportunidades.
Cuántas veces los cambios fueron para peor. Varios de ellos nos hicieron retroceder en el tiempo mientras ganábamos en capacidad para autodestruirnos con una llamativa sistematicidad.