Mucho podría decirse sobre La isla del tesoro, y siempre nos quedaríamos codos. La isla del tesoro tiene la virtud de haber asociado para siempre, en un solo golpe de imaginación, las ideas que tenemos sobre piratas: parche en un ojo, patas de palo, grandes aros en una oreja, loro sobre el hombro; mapas marcados con una X, goletas, islas tropicales, tormentas marítimas, motines... y tesoros enterrados. Se ha dicho que se trata de la historia del aprendizaje de un jovencito sobre códigos de honor, moral, juego de lealtades y supervivencias. Y es verdad. Lo maravilloso es descubrir esa intención, si la había, de forma casi subliminal, en medio de una aventura que nos obliga a pasar páginas sin poder dejar de leer hasta el final. Publicado por entregas, como libro, filmado en varias versiones para cine, en series de televisión, comedias musicales y ahora hasta en videojuegos, esta plata ybyby llega hoy a los hogares paraguayos en la edición de El Lector, de la mano de Última Hora.
Raúl Silva Alonso.