Muchos hemos fantaseado con la idea de trasladarnos a tiempos pasados y conocer cómo fueron realmente tales o cuales hechos históricos. Mark Twain, poco más de cien años atrás, quizás sin sospechar siquiera cuánto se utilizaría este tema de los viajes en el tiempo, en la literatura, ¡y en la ciencia!, no fue ajeno a este sentimiento y lo volcó en esta estupenda obra, en la que con su característico humor irónico, satiriza instituciones que el yanqui, su personaje, deplora. Twain no se detiene dando una explicación que parezca lógica de cómo su yanqui de Conecticud del siglo XIX, aparece en la Inglaterra del siglo VI. Él está ahí, peligrando su vida varias veces, y tratando de sacar el mejor partido posible de su situación, para él y el ignorante pueblo británico de entonces. No parece conveniente adelantar más de lo dicho sobre el argumento. Hay que leerlo y prepararse a reír con las geniales y desopilantes ocurrencias de este excepcional, fino, humorista americano.
Raúl Silva Alonso.