Esta historia se lee con voracidad. La tensión no afloja en ningún momento. La narración tiene todos los condimentos que atrapan al lector: aventura, romance, escenarios exóticos, descripciones muy bien hechas de batallas y de lances caballerescos.
Es Emilio Salgari en todo su esplendor y tal como su público fiel lo quiere leer: un prodigioso creador de aventuras y de suspenso.