¿Podemos volver a cocinar lo que comemos a diario sin agotarnos ni añorar el delivery? Natalia Kiako dice que sí. Que lo que preparamos en casa puede ser muy rico, incluso más que la comida comprada. Pero ¿cómo? Si nunca hay tiempo, si estamos siempre corriendo. Pensado como un libro-taller, en CLAVES DE COCINA se despliega un método que tiene mucho de la organización intuitiva de nuestras bisabuelas y una buena dosis de pragmatismo actualizado para ahorrar tiempo, aprovechar atajos y potenciar recursos.
En su "cocina de componentes", Kiako propone repensar la manera en que hacemos las compras, aprender a intervenir y combinar ingredientes dentro de una dinámica que (con algo de práctica y cierto margen de prueba y error) nos permita resolver un almuerzo al paso o hacer la cena mientras los chicos se bañan. Acá no hay prohibiciones ni obligaciones, sino una invitación: un puñado de criterios que vamos cultivando a medida que los aplicamos, acompañados de recetas simples y flexibles ante las necesidades y los gustos de cada persona.
Tan lejos de la reiteración mecánica y obediente de instrucciones a la que estamos habituados que casi podríamos llamarlas "anti recetas". Una mesa repleta de opciones, argumentos e información, para que el proceso de adueñarnos de lo que comemos sea realizable y lo más placentero posible.