En la memoria colectiva, Catalina de Médicis (1519-1589) tiene mala reputación. La duplicidad y el maquiavelismo habrían inspirado la política de esta florentina que no vaciló ante el veneno y el asesinato. La viuda vestida de negro, manipuladora de sus hijos, responsable de la matanza de la Noche de San Bartolomé, en 1572, habría sido la más maléfica de las reinas de Francia.
Este libro acaba con esa leyenda y ofrece un retrato atractivo de una mujer valiente que no estuvo al margen de las desgracias de la vida. Su gran pasión fue el poder, que ejerció durante treinta años, en medio de guerras civiles, siempre preocupada por preservar la unidad del reino y la autoridad del Estado.
En una época de intolerancia y fanatismo, luchó con ferocidad por la paz y buscó sin descanso reconciliar a católicos y protestantes. El pragmatismo fue su guía, y la negociación, su método.
Un retrato detallado, equilibrado, vivo y nuevo de un ser excepcional en un siglo de oro y sangre.