A Nora, la protagonista de Casa de muñecas, no le está permitido decidir sobre su destino, esa responsabilidad le atañe a su esposo. Pero el autor nos traslada, desde una modernidad de pensamiento inusitada para la época, que la mujer no es un apéndice del varón, sino un ser humano muy capaz de defender su independencia y su libertad. La mujer de Ibsen busca el reconocimiento como ser humano autónomo, que desea liberarse de los convencionalismos sociales y morales.