Son ocho cartas dirigidas por una diputada a un presidente de la República. Escritas, seguro, desde esa extraña sensación colectiva que nos ha impuesto la pandemia que hace que el tiempo parezca suspendido y el presente se expanda. En tiempos de incertidumbre y miedos, en los que todos estamos angustiados por sobrevivir económicamente y por evitar contagiarnos del Covid 19, podría parecer banal y alejado de la realidad dedicar tiempo a escribir.
Pero la diputada Kattya González no lo hace por matar el tedio sino por la percepción patriótica que hay una necesidad impostergable de pensar el país.
Ha demostrado a lo largo de su vida pública ser una ciudadana crítica y coherente, que expone sus recelos sobre las mentiras oficiales con una audacia que le suele faltar a los políticos nacionales. Pertenece a esa pequeña pero indispensable legión de inconformes que aspira a cosas distintas de las que le ofrecen y que con vitalidad y tozudez logran que progresemos hacia metas de mayor justicia, libertad e ilusión. Alfredo Boccia Paz