La buena fe juega en el Derecho, fundamentalmente, como un principio general y lo hace de manera eminente en el Derecho de obligaciones y con tratos, tanto que, debido a su influencia, ha llegado a modelar sus conceptos fundamentales que constituyen categorías del propio orden que el Derecho establece y si este orden, en general, tiene como objeto alcanzar la justicia, en el plano de las relaciones humanas, preservando la libertad de los sujetos que en ellas intervienen, esto se convierte casi en paradigma en este campo nuclear del Derecho civil, irradiando, desde el mismo, una cierta luz a todo el ámbito jurídico, como muestra el moderno retorno a esa idea de la contractualización de toda la vida social que, cada vez, hace más evidente y necesaria el fenómeno contemporáneo de la globalización.