En un mundo de animales antropomórficos donde todas las especies conviven pacíficamente, se mantiene cierta tensión entre herbívoros y carnívoros. Mientras los primeros tienen un miedo natural por los segundos y hacen su mayor esfuerzo por parecer fuertes, estos últimos sienten la presión social sobre ellos a la vez que se esmeran por mantener sus instintos salvajes a raya. Para esto, tienen un montón de leyes y reglas de convivencia (entre ellas, la prohibición de comer carne) que mantienen un tenso pacto entre especies.